viernes, 26 de abril de 2013

Escenario de la Universidad peruana

Las ciudades más pobladas del país son las que concentran un mayor número de profesionales, muchos de ellos aun no logran ubicarse laboralmente en la especialidad que estudiaron, sino que terminan sub-empleados, es decir realizan otras actividades ajenas a la profesión adquirida.

Las críticas más frecuentes que se hacen a los universitarios y a las universidades peruanas en general, es que no hay oferta ni demanda de especialidades que requieren las actividades económicas emergentes, concentrándose en profesiones " tradicionales" de corte humanista. Un gran porcentaje de estudiantes que concluye la educación básica regular, inclina sus estudios en el campo de las letras, artes y humanidades, en contraposición a los saberes de mayor impacto en el desarrollo, Es muy probable que esta situación se produzca por el bajo rendimiento en matemáticas durante la etapa escolar, generando así una poca inclinación de los jóvenes a las carreras de ciencias e ingenierías; según informaciones estadísticas revisadas,  la preferencia de los jóvenes se orienta por los saberes útiles para "actividades de influencia", como las llaman los economistas, en desmedro de las "actividades productivas".

A pesar de la inclinación de los jóvenes por carreras humanísticas, no es posible hablar de la existencia de una sólida cultura humanística, científica, tecnológica y de emprendimiento.  Es mínima la vocación científica en los jóvenes y muy baja la proporción de investigadores con relación al total de la población.  La inversión en ciencia, tecnología y desarrollo es limitada, se adolece de "bibliotecas" o centros de recursos para el aprendizaje y la investigación, bien constituida, con recursos de información disponible para sus propios alumnos, docentes e investigadores; así como un presupuesto adecuado y permanente, que permita a las universidades cubrir todas sus necesidades, presentando una alta vulnerabilidad.  El aporte del sector empresarial es escaso en esta materia, en comparación con otros países, salvo el de las regiones que cuentan con algún canon, que si contribuyen con la educación patrocinando estudios de los nacionales en el extranjero o incentivando las investigaciones. Pero en las universidades que carecen del incentivo del canon, resulta débil la capacidad endógena para producir los insumos y la tecnología que demanda el desarrollo social y económico nacional.

No obstante, el país tiene recursos muy importantes que potenciar.  El reto es ampliar la capacidad para generar, apropiar y transferir el conocimiento que permita generar riqueza y mayor bienestar social.

En este escenario las universidades tienen una gran responsabilidad de no quedarse rezagada ante los nuevos  requerimientos de desarrollo. Ante ello debemos estrechar las brechas existentes entre las universidades públicas y privadas, entre las cuales resalta lo siguiente:

*   Docentes con mínima dedicación a la investigación y bajos incentivos.
*   Limitada contribución de conocimiento orientado a la solución de problemas regionales y nacionales.
*   Desconfiguración de la formación académica frente a las nuevas exigencias del mundo productivo y del mercado laboral.
*   Débil vinculación de las universidades con el desarrollo científico y tecnológico.
*   Bibliotecas desatendidas, salvo honrosas excepciones.
*   La insuficiente asignación de recursos para la investigación  científico-tecnológica en el país.
*   Incremento de la oferta educativa privada con una débil regulación normativa.

En conclusión podemos decir, que el mundo de la calidad de la educación universitaria, de las competencias y del emprendimiento, exige cada vez más la formación de profesionales comprometidos con el desarrollo económico y social del país, por lo que las universidades tiene el compromiso de formar profesionales altamente competentes en su especialidad y en el uso y manejo de la información, a fin de que los alumnos y ex-alumnos puedan enriquecer sus conocimientos constantemente.  Asimismo, las universidades no deben descuidar la cultura humanística en la formación, situación que le permite desarrollar capacidades sociales y  la construcción de ciudadanía.

                                                   


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